Escribir un no libro
Datos objetivos: estamos frente a un libro que no es un libro, al menos ésa es la discusión no resuelta con el autor. Otro dato, 12 gramos de tinta negra dan cuenta de las palabras inscritas en las 500 hojas de este no libro (dos fotos lo certifican). Primera pregunta: ¿porqué esto no sería un libro? Y la segunda: ¿de qué trata este no libro? Toda esta retórica me permite introducir el último trabajo de Cristian Maturana para la galería CamaraLúcida.
Mi principal argumento para nombrar este ejercicio como no libro es su resistencia a ser reconocido como objeto. El autor hace todo lo posible por tomar distancia con el canon libro. Al parecer no habrán copias seriadas, ni cajitas limitadas, tampoco nuevas ediciones, menos una web. Aquí no hay fetiche, sino más bien la experiencia de someterse a un lugar de manera transitoria, la posibilidad de involucrarse en un interior, un lugar al que se puede acceder y permanecer, sometidos a la levedad material del papel entintado y a las hojas emancipadas de su resma.
La primera página del no libro nos pregunta “¿Cuánto pesan las palabras de este libro?”. La pregunta por sí misma es la interpelación al ejercicio de la escritura, al valor de las palabras, donde el autor instala su escepticismo, incluso dudando de cualquier marca sobre una superficie (quizás más ad portas de un proceso constituyente). En tono de manifiesto, el autor declama y reclama la dificultad de llenar una hoja en blanco, el tedio de concluir esto. Nos pregunta, “Pero, y si estas palabras llenan algo realmente ¿Quién reclama por ese vacío que desaparece al momento de escribirlas?”. A mi modo de ver, preguntas de otro tiempo que no tienen respuestas, no ahora, ya que la palabra está para sortear otras materias, unas mucho más concretas y racionales, mas no las de su propia existencia.
Carlos Silva
(Registro de "Escribir un no libro" en Galería Camaralucida, Valparaíso, Chile, 2021)